En 1815 el químico sueco Jakob Berzelius pensó que había descubierto un nuevo elemento químico y lo bautizó con el nombre de torio. Para su desgracia, al poco tiempo se dio cuenta de que aquello era en realidad ytrio, elemento que suele clasificarse dentro del grupo de las tierras raras (me encanta el nombre) a pesar de que en nuestro planeta es bastante más abundante que el plomo. En 1829 Berzelius recibió de un geólogo aficionado un extraño mineral a partir del que aisló, esta vez sí, un nuevo elemento para el que recurrió al nombre que ya había utilizado años atrás. Había nacido el torio, y con él la torita, el mineral del que procedía. Al final resultó que el torio es un elemento bastante abundante en el interior de la Tierra, tanto que buena parte del calor interno del planeta se lo debemos a la desintegración radiactiva del torio.
Además de utilizarse para la fabricación de pasta de dientes, el uso de torio era habitual en la primera mitad del siglo XX en los filamentos de las lámparas de gas que en muchas ciudades constituían una alternativa a la iluminación eléctrica. Las legendarias camisas del campingás también llevan torio, y todavía es frecuente ilustrar el concepto de radiactividad con un detector Geiger y uno de estos trapitos metálicos.
posted by vendell
Además de utilizarse para la fabricación de pasta de dientes, el uso de torio era habitual en la primera mitad del siglo XX en los filamentos de las lámparas de gas que en muchas ciudades constituían una alternativa a la iluminación eléctrica. Las legendarias camisas del campingás también llevan torio, y todavía es frecuente ilustrar el concepto de radiactividad con un detector Geiger y uno de estos trapitos metálicos.
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